Tras un año de lo mas turbulento, tanto en lo profesional como sobretodo lo personal, llegan las vacaciones.
Espero poder descansar, ordenar mi cabeza y volver al trabajo, con ganas e ilusión renovadas.
No gano fortunas. Sé que trabajando no me haré rico, pero no todo es dinero. Me gusta trabajar en lo que me motiva y en lo que me ilusiona. Y reconozco que desde el segundo trimestre del año he vuelto a recuperar la ilusión.
He decidido vacunarme contra el “catastrofismo”, el “tremendismo” y la queja permanente. He decidido olvidarme del objetivo y disfrutar de cada paso por conseguirlo. Y no estoy hablando de conformismo. Hablo de disfrutar del partido aunque mi objetivo sea ganar.
Los que tenemos una semana laboral de siete días, sabemos lo importante del fin de semana. Pero, llegaba el lunes y tenemos una bandeja de correo repleta, llamadas perdidas… Así que dejas una línea abierta, así que aunque el móvil no te acompañe, lo dejas encendido y vas solucionando cositas… Es decir el trabajo se cuela en los fines de semana… Pues bien, propósito para la vuelta de vacaciones: Transformar las semanas laborales de siete días, por fines de semana de siete días. Si el tiempo de trabajo no queda reducido a de lunes a viernes, ¿Por qué no puedo durante la semana tener mis momentos exclusivos de ocio, para mí, para mi niño, para mi pareja?.
Y a tomar por saco el estrés.
Ya está bien de perder el tiempo en evitarlo. Sin el estrés, la tensión, el trabajo sería un rollazo infumable.
Mi hijo acaba de cumplir 18 meses y su vida tiene que ser un continuo estrés, desde que salió del vientre de su madre, que es lo mismo que hospedarte nueve meses en un hotel de cinco estrellas a que te dejen en la calle así desnudito sin red. ¿Y el primer día de guardería con sus seis mesecitos, eso no fue un estrés? Y todo esto le hace sentirse vivo, asomarse detrás de las puertas, abrir cajones, subirse a cosas, solo para ver que hay mas allá, mas adentro o simplemente detrás. Tener que escuchar mis “No”, que a veces le hace sobrecogerse, o cada vez que tropieza, cae, o rompe algo ¿Eso no es un estrés?
He visto a compañeros estresarse mas por buscar el modo de eliminar de sus vidas el estrés. Y quizás lo único que debamos hacer sea aprender a vivir con cierta tensión, necesaria para nuestra salud, para mantener un equilibrio mental, porque es lo que nos hace sentirnos vivos.
No podemos estar apotronados, somnolientos, deseando que sea viernes y llorando porque sea lunes. Debemos hacer como los niños, vivir el momento, que todo sea un juego.
He aprendido que sin tensión no vivimos, que necesitamos metas y luchar y esforzarnos para conseguirlas.
Estoy seguro que lo que hace daño de verdad son el hastío y la apatía. Mucho mas que la tensión.
Ahora toca relajarse y disfrutar con la familia. Felices vacaciones, a los que como yo, las empiezan hoy. Y feliz regreso de vacaciones a los que ya habéis disfrutado de unos días.
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