Felicidades Euskadi

Autor: Luis Fernando López. Blog Pressing de El Mundo.es

Nadie ha felicitado a independentistas, nacionalistas, colectivos proselecciones vascas, ateos del deporte ni a cualquier otro ciudadano que se manifestó o se sentía contrario a la visita de la España del baloncesto. Pues lo merecen. A ojos de la democracia, tan legítima era la presencia de la selección como la oposición responsable a un 'experimento' que no era difícil reventar.


El caos sale barato. Valga un ejemplo minúsculo y bajo coordenadas inversas: ocurrió en Madrid y nada tenía que ver con el deporte, sino con la política. Sería durante la tregua etarra de 1998. En la capital de España, en el taurino hotel Reina Victoria de la Plaza de Santa Ana, un coloquio modesto y cargado de buena voluntad, con algún miembro de Batasuna, con militantes de colectivos pacifistas y con representantes de partidos con incuestionable ADN democrático, fue asaltado por un puñado de fascistas contrarios a la palabra y dispuestos a la violencia. Ahí acabó el acto.

Ni el más férreo de los cordones de seguridad hubiese impedido algún escándalo en Vitoria que manchase el viaje de la selección española de baloncesto. Nada sucedió, que se sepa, motivo de celebración para quienes piensan que era inaplazable la iniciativa y de éstos en nombre de sus opositores. ¿Era obligada la expedición 'País Vasco 2010'? Lo era, cuando antes mejor. 22 años son una generación que no tuvo la ocasión de ver en directo a su equipo, salvo viaje 'transoceánico' a Madrid, Sevilla, Alicante... 22 años de excepción. Esa deuda está saldada, aunque a un precio, pues todo lo tiene: la utilización de los jugadores, aunque sea de manera indirecta/inevitable, para hacer política.

Con cinismo, desde la Federación o desde el Gobierno vasco, se pidió no confundir deporte y política, como si eso fuese posible siendo la primera experiencia en décadas. Probablemente, era imprudente decir algo diferente. Conclusión, la corrección y el pragmatismo obligaban a negar la conexión de la visita con cualquier mensaje no deportivo, mientras en la calle, en los medios, todos veían esa ligazón. No hay duda de que también los jugadores sabrían que se trataba de un viaje diferente. Y lo aceptaron, como peaje de próximas expediciones desbrozadas de complejos y de segundas lecturas.

Los júniors de oro (y adheridos) incorporan un éxito simbólico a los muchos precedentes. En este asunto actuaron como mártires vivos de un futuro mejor, de esa normalidad democrática que permita a cualquier selección española pensar en Euskadi. Y si un día los votos cambian el escenario... Tip y Coll: "Mañana hablaremos del gobierno". Es decir, eso, cuando toque.

PD: En las últimas selecciones de baloncesto, hubo quintetos que hablaban catalán entre ellos. Muchos no negarían su presencia en una hipotética selección regional-autónoma, pues sería lo reglamentario, pero habría que recordar dos obviedades que son una: 1. Renunciarían de manera frecuente. 2. Porque desaparecería del horizonte la certeza del éxito accesible. "Juntos somos más", un mensaje tan manoseado como testado en el deporte y exportable al mundo.

Felicidadades Euscadi 09 de Agosto, 2010. Pressing. Luis Fernando López. El Mundo.es